Es una de las personas que más horas pasa en las instalaciones del RCTB-1899. Y de las que mira al cielo constantemente porque su trabajo diario se puede complicar en función de la meteorología. Se llama Julio Palomo y es el jefe de mantenimiento de las pistas de un Club al que llegó hace 25 años. Sin embargo, y después de entregarse cada día en conseguir un estado óptimo de cada pista para que los jugadores puedan desplegar y ofrecer sus mejores golpes, este año será su último Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó. El próximo 6 de mayo se jubila y pone punto y final a su etapa en el RCTB-1899.
Palomo no deja de hablar estos días sobre esa jubilación que tiene ya a la vuelta de la esquina. Y en el Fan Corner, en el espacio “Peloteando con…”, le ha contado al público que abarrota los aledaños de la pista Rafa Nadal que está siendo un torneo “muy emotivo. No quiero pensar todo el tiempo en que es el último. Esta casa lo ha sido todo para mí”.
El máximo responsable del estado de las pistas también ha confesado que cada vez que ve a un jugador resbalar o incluso caerse lo primero que hace es sentirse culpable: “Pienso que algo habremos hecho mal, y rápidamente saltamos para arreglar la zona”. Lo cierto es que todos los jugadores se deshacen en elogios sobre la calidad de la tierra batida del Godó, esas casi dos toneladas que son trabajadas y mimadas con la máxima profesionalidad por parte de un equipo que dobla su personal y sus esfuerzos durante los días del torneo.
¿Y a partir de mayo, qué? “Pues a cocinar, una de mis grandes pasiones”, ha contado Palomo. Si ante los fogones se dedica con el mismo esmero con el que traslada, esparce, coloca y riega la arcilla barcelonesa, se puede dar por seguro que obtendrá platos a la altura de los mejores chefs.
