
La campaña La Raqueta Solidaria de la Fundación Tenis Barcelona ha vuelto a emocionar en esta edición 2025, no solo por el éxito en la participación, sino por la historia que hay detrás del nombre del ganador: Enrique Jiménez, un aficionado al tenis nacido en Mora d’Ebre (Tarragona) y que actualmente reside en Turín (Italia), donde regenta un negocio familiar de braserías italianas y una fábrica de cerveza artesana hecha con agua de los Alpes
Enrique no conocía la iniciativa antes del torneo. Fue durante la retransmisión de los últimos minutos de la final del Barcelona Open Banc Sabadell – Trofeo Conde de Godó por TVE cuando escuchó hablar por primera vez del sorteo. Movido por el impulso y la causa, decidió colaborar sin grandes expectativas, pero con un claro sentido de propósito: “Participé porque me gustaría conseguir la raqueta sabiendo que las posibilidades eran muy pocas, pero tratándose de un proyecto social consideré bien empleados los 10€ de la participación”.
Días después, su nombre fue seleccionado. La Fundación se puso en contacto con él para comunicarle que era el ganador de la raqueta firmada por Holger Rune, campeón del Godó 2025. “Me alegré mucho por lo que significa para mí tener una raqueta del campeón y por la suerte de haber ganado. Además del valor emotivo, me ha permitido ver cómo es una raqueta de un jugador top ten y las diferencias con las que jugamos los aficionados”.
Más allá del premio, Enrique es muy consciente del trasfondo social que impulsa esta campaña solidaria. “Sé que la recaudación se destina a permitir jugar a tenis y conocer los valores del deporte a niños en riesgo de exclusión social. El deporte puede salvar a muchos jóvenes de caer. Un proyecto muy loable”, afirma Enrique.
Por eso, anima a otros aficionados a sumarse en futuras ediciones: “Que participen en los próximos sorteos de la Raqueta Solidaria porque además del posible premio, se contribuye al proyecto social de la Fundación”.
Y lo resume todo con una frase que, para él, encierra el verdadero espíritu del tenis y de esta iniciativa: “La raqueta no basta… es el jugador el que hace la diferencia.”
Una historia más que da sentido al trabajo diario de la Fundación Tenis Barcelona: llevar oportunidades, valores y futuro a través del deporte.