
Ya era historia. Ya era el más grande del torneo. Ya era el mejor de todos los tiempos en tierra. Ya era un jugador planetario. Pero ahora es todo eso y más. Mucho más. Es el tenista 10, el invencible en una pista que lleva su nombre y en la que ha franqueado todas las barreras imaginables.
Nadal ha conquistado esta tarde su décima corona en el Barcelona Open Banc Sabadell y lo ha hecho a su manera, en dos sets y con un repertorio de golpes que ha ahogado la resistencia de su oponente, nada menos que Dominic Thiem, número 9 del mundo y que ayer superó a Andy Murray con toda una exhibición de su talento. El 6-4, 6-1 en 90 minutos ha dejado en evidencia al joven austriaco, que inmediatamente ha reconocido la superioridad del manacorí: “Creo que ha sido una buena semana y he ganado a buenos jugadores. Estoy muy satisfecho. Pero vencer a Nadal aquí es casi imposible”.
Y tiene razón Thiem. En el deporte moderno hay varias hazañas absolutamente brutales que casi nadie puede realizar. Una de ellas es, sin duda, ganarle una final a Nadal en su pista, en el Real Club Tenis Barcelona. Nadie lo ha conseguido hasta la fecha y eso que entre los aspirantes se cuentan David Ferrer, Kei Nishikori, Nico Almagro, Guillermo Cañas y ahora Thiem, que un día será uno de los mejores del mundo, pero que hoy sólo ha disfrutado de una bola de break, sin convertir, en la primera manga.
Nadal se lo ha dicho en la ceremonia de entrega de trofeos: “Siento este resultado, Dominic, pero estoy convencido de que un día también tú levantaras este trofeo aquí”. El lo ha hecho en 10 ocasiones. Nadal ya suma 71 títulos ATP, de los que 51 son en tierra batida y de esos 51, 10 en su pista.
Más cifras para enmarcar de Nadal, en este caso en esta edición del torneo: cinco partidos en dos sets y sólo tres bolas de break, todas salvadas. En su historial, junto a los 10 títulos, 22 sets ganados de 23 jugados en las finales. Impresionante.
"Ganar en Barcelona otra vez es muy importante para mí y es un inicio de gira de tierra soñado. Para mí, llegar a este 10 en Barcelona, ante la gente de mí club, es casi increíble", ha explicado Nadal refiriéndose a la cifra mágica alcanzada. "Agradezco mucho al Real Club de Tenis Barcelona-1899 y a sus socios por haber puesto mí nombre a esta pista. Significa mucho para mí".
En el primero de los dos sets la igualdad ha durado hasta el último juego, el décimo, cuando Nadal ha roto el servicio de su rival en la primera oportunidad que ha tenido. La manga ha durado 50´, algo más de lo habitual en el tenista español en sets que no alcanzan el tie-break. Sin apenas pelotas de break para ambos (Nadal ha tenido, sobre todo, dos en el sexto juego), la igualdad se ha roto al final y más por fallos de Thiem que no de aciertos del nueve veces campeón del torneo.
Nada más comenzar el segundo set, punto al servicio para Nadal y aviso de break con dos pelotas para romper el servicio que al final quedan en nada. Pero el mensaje del campeón llega a la esquina de su rival, que empieza a tambalearse. Y lo hace con tanta nitidez que en el segundo turno del servicio del austriaco ya logra el (3-1), que confirma después con su servicio. Y con 4-1 a favor de Nadal la final ya se ha decantado de su lado no fácilmente pero sí con una naturalidad que parecía ser aceptada unánimemente por todos los presentes, incluso el equipo técnico de Thiem.
El final es apoteósico. Nadal vence por 6-1 y cierra le partido en hora y media, y luego se inicia una celebración a la altura del acontecimiento con música, un vídeo conmemorativo, confetis y un ruido ensordecedor de petardos que recuerdan al vecindario del club que el más grande de la historia del este torneo ha vuelto a ganar. Y ya van 10 veces.