Feliciano López ha roto por fin la barrera psicológica del segundo título ATP y ha ascendido, de este modo, al puesto 33 del ranking mundial. Tras ganar en Viena en 2004, nuestro consocio había disputado otras tres finales sin saborear el éxito: New Haven 2005, Gstaad 2006 y Dubai 2008. Y justamente en Dubai, antes de su primer título en Austria, había perdido en 2004 la que entonces era su primera final ATP, frente a Federer.
Ese cómputo global, una victoria en cinco finales, era el gran talón de Aquiles de su carrera. Una pesada losa que urgía corregir. Y el pasado domingo, por fin, se sacudió esas malas energías imponiéndose en la final del Open de Johannesburgo al francés Stéphane Robert por 7-5 y 6-1, en apenas una hora y 13 minutos de juego. Su rival, hasta entonces número 100 del ATP y desde ahora 67, bastante había hecho con eliminar contra pronóstico en semifinales al alicantino David Ferrer.
“Espero que este título me ayude a tener más confianza en mi juego, a creer en mí mismo para conseguir más éxitos en mi carrera”, con estas palabras confirmaba el propio Feliciano su sensación de que por poco que ajuste su rendimiento mental los títulos tienen que ir llegando. Tras liderar la meritoria victoria de España en la final de Copa Davis disputada en Argentina, Feliciano sabe que aún no ha explotado todo su potencial en torneos individuales. En Sudáfrica, su mayor mérito fue derrotar al francés Gael Monfils en semifinales, tras perder el primer set: 3-6 6-1 7-6 (1).
