Rafael Nadal no podía creérselo y se resistía como fuera. Primero a llegar al quinto set, forzando el tie-break en el cuarto, que al final perdería (no ha ganado ninguno en 2016) y después a perder el partido más importante de esta etapa de su resurrección ante otro español, Fernando Verdasco.
Por eso empezó la quina manga a todo tren, con un 2-0 inicial queparecía poner las cosas en su sitio. Pero la historia iba a decir otra cosa.
Verdasco, rememorando el increíble encuentro de 2009, la semifinal de aquella edición disputada precisamente en el mismo escenario, el Rod Laver Arena, igualó primero esa desventaja y alineó después cuatro juegos seguidos para cerrar el partido con un 6-2 memorable que ha enfriado la recuperación del tenista mallorquín, perdiendo nuevamente en primera ronda en uno de los grandes.
El resultado ha sido de 7-6, 4-6, 3-6, 7-6, 6-2 con una duración de 4 horas y 41 minutos, media hora menos que el choque de referencia de hace siete años, todavía el más largo de la historia del Open de Australia.
“En el cuarto set empecé a servir mejor que en los dos anteriores y Rafa jugaba entonces menos profundo. Creo que eso fue decisivo. Desde ese momento fui más agresivo y el juego fluía con facilidad”, ha declarado Verdasco al finalizar el choque, su tercera victoria ante su gran amigo Nadal en toda su carrera.
“Ganar en un torneo como a este a Rafa viniendo de dos sets abajo y en el quinto es una emoción indescriptible”, ha añadido un Verdasco que este año sólo había sumado una victoria, ante el tunecino Malek Jaziri en Brisbane. En la segunda ronda con el israelí Dudi Sela, verdugo hoy del alemán Benjamin Becker. El jugador madrileño ocupa el puesto 45 del ranking mundial.
