Arantxa Parra ha vuelto a asomarse sin éxito a la consecución de su primer título. Esta vez en Acapulco, donde no pudo batir a la argentina Gisela Dulko, que se impuso 6-3 7-6 (5). Se trata de la segunda final que disputa, puesto que el año pasado en Estoril ya se quedó a las puertas de dar ese paso clave en la carrera de cualquier tenista: entonces perdió con la letona Anastasija Sevastova. Pese a la amargura del desenlace, esta semana Arantxa ha reforzado su moral y seguro que trabajará para alcanzar otra final confiando en que a la tercera, como dice el refrán, vaya la vencida.
Se da la circunstancia de que la campeona, Dulko, había eliminado en semifinales a Anabel Medina, impidiendo la que hubiera sido la primera final íntegramente española de los últimos diez años en un torneo de la WTA. Además, de haber accedido Medina a la final, las dos finales del torneo hubieran tenido sangre española, en tanto la masculina la disputaron Ferrer y Almagro con victoria para el alicantino en tres sets.
El campeonato de Arantxa Parra ha sido casi para enmarcar. Tan sólo le faltó rematar la faena en los partidos definitivos, porque también en dobles alcanzó la final con su amiga y compañera de Club, Lourdes Domínguez. En el partido decisivo, la pareja española arrancó con buena energía, pero acabó cediendo ante la ucraniana Mariya Koryttseva y la rumana Ioana Raluca Olaru por 3-6, 6-1 y (10-4).
¡Felicidades, Arantxa y Lourdes, por vuestro gran torneo!
