Djokovic gana en Madrid y amenaza el cetro de Nadal

Djokovic gana en Madrid y amenaza el cetro de Nadal
09/05/2011

Novak Djokovic presentó ayer su firme candidatura a desbancar del número uno mundial a Rafa Nadal. Su victoria en la final del Masters 1000 de Madrid por 7-5 6-4 confirma lo que se veía venir desde principios de año: se está abriendo paso un nuevo orden de fuerzas. Hace dos meses el serbio había perdido todas las finales disputadas ante Rafa, un total de 5. Ahora acaba de firmar la tercera victoria consecutiva, tras las que le dieron los títulos en Indian Wells y Miami, y, lo más revelador, lo ha hecho sobre tierra batida, cosa que nunca antes había logrado, y en dos sets. La buena noticia

La final de Madrid, visto lo visto en 2011, era el partido. Nadal había vuelto a ganar en Montecarlo y Barcelona y había remontado un set adverso ante Federer para mantener su racha de victorias sobre tierra, 37. Djokovic había regresado a la tierra ganando su torneo de Belgrado, había remontado un set en contra ante Belluci y prolongaba esas 34 victorias consecutivas desde noviembre de 2010. Este mastodóntico cruce de trenes llegaba para responder a la gran pregunta que sobrevuela el inconsciente colectivo del espectro tenístico: ¿está preparado Djokovic para arrebatar el número uno a Nadal? Parece estar claro que sí.

Nadal suma 12.470 puntos por los 10.665 de Djokovic y los 8.900 de Federer. En términos prácticos, si esta semana Djokovic gana en Roma y Rafa no alcanza las semifinales, el serbio arrebatará el cetro mundial a Rafa. A favor del manacorí, ahora mismo, hay dos bazas: Madrid, por la altura de la capital y la mayor velocidad de la bola, es el torneo de tierra que menos le beneficia; y en París la batalla no será a tres sino a cinco sets, y quizá pueda imponer su excepcional condición física. El propio serbio analizó su victoria con prudencia: "Es increíble, entré en la pista sabiendo que podía ganar. Las condiciones de esta pista son muy rápidas, y eso también me ha ayudado".

Quizá lo más preocupante de todo para Nadal sea la mirada asesina de Djokovic, que engarza con una larga tradición de éxitos deportivos balcánicos. El modo en que culminó la victoria de ayer, colocándose 0-40 ante el saque de Rafa con un vendaval de restos y winners inapelables, es como para meter miedo en el cuerpo hasta al más pintado. Hasta este año, Djokovic siempre había hincado la rodilla ante el español en las grandes ocasiones y, en varias de ellas, especialmente en la final del último US Open, lo había hecho pese a haber jugado en muchos momentos mejor que Nadal. Esas batallas perdidas en el plano psicológico son las que ahora están cayendo de su lado mientras disfruta con el agradable sabor de la venganza.